PIEDAD DEL VATICANO


HISTORIA DE LAS FOTOGRAFIAS
Todas las fotografías fueron tomadas en la Feria Mundial, algunas durante los preparativos para el embalaje de la estatua. Habiendo sido encargado de las grabaciones musicales que se escuchaban en el Pabellón del Vaticano —gracias a mi estrecho contacto con la Escuela Pío X de Música Litúrgica de Manhattan-ville College, N.Y., y a petición de la Archidiócesis de Nueva York— tuve una oportunidad privilegiada para fotografiar la escultura desde ángulos que nunca habían sido vistos antes. Por ejemplo, la sorprendente vista de alto la tomé una noche desde el techo, a través de la abertura del foco de la luz.
En mis esfuerzos por obtener la más hermosa fotografía de la Pietá para el disco-souvenir del Pabellón Vaticano (abril de 1964), empecé con amor este trabajo. Una vez que comencé no pude detenerme hasta que el barco que llevó la estatua de regreso a Italia (noviembre de 1965) se desvaneció ante mi vista.
Tomé literalmente, miles de fotografías, en color y en blanco y negro; con las cámaras más grandes y con las más pequeñas; con lentes desde 35 hasta 400 mm; usando la iluminación del Pabellón y la mía propia; fotografiando desde cada ángulo posible a cualquier hora del día y de la noche. Fue una experiencia que no puede expresarse en palabras, la experiencia de estar en la presencia del misterio de una genuina grandiosidad.
Y a medida, que yo pasaba incontables horas en este fervoroso trabajo de las fotografías, la estatua se convertía para mí en un misterio aún más profundo de belleza y fe. Me emocionaba al comprender que la grandeza de esta obra maestra de Miguel Angel realmente nunca había sido vista en su total magnitud, excepto por unos pocos privilegiados.
Robert Hupka
Traducido por Marta de la Portilla
Nueva York, 6 de marzo de 1975


















